El precio de mi vida

Kusonoki apenas puede llegar a fin de mes, y la situación es tan extrema que al final decide vender todas sus posesiones… incluso su esperanza de vida. Al final cede ante la desesperación, pero tan solo lo valoran en 300 000 yenes, una cantidad ínfima comparada con la media del resto de vidas. Pero, sumido en la miseria, decide dar el paso, y solo cuenta con tres meses para poder disfrutar de ese dinero…